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La Revista Diáspora 15-20 tiene un grupo de trabajo muy variado; pero su diversidad no se limita al campo profesional: también lo integramos algunos personajes que no pertenecemos a la escena hip-hop, sin que esto vaya en detrimento de la calidad profesional de la revista. Ni tampoco implica el desconocimiento total del hip-hop y sus elementos. Uno de sus integrantes pertenece a la escena punk. Ese integrante es quien les escribe.
Hace ya más de una década que ingresé a la escena punk de Bogotá. Durante este tiempo pude observar muchas cosas, que no son exclusivas de allí, que se ven en muchas otras escenas: drogas, licor, gente muy apasionada por la música, gente comprometida con causas sociales/políticas (no necesariamente partidistas) y, lamentablemente, de gente que se tira la escena. Es de esta gente de quien quiero hablar, de quien quiero y de quien, efectivamente, voy a despotricar. Pero no desesperen, este es más que un artículo sobre punk en una revista de Hip-Hop: es una lección que el Hip-Hop debe aprender de lo que, me parece, es el fracaso del punk en Bogotá.